Niños inmigrantes solos que huyeron de la violencia en su país, quedan en EE.UU. entre jueces y miedo
NUEVA YORK - El futuro de los niños inmigrantes no acompañados en Estados Unidos se ha vuelto aún más incierto bajo la istración del presidente Donald Trump, que recortó el financiamiento a organizaciones que representan legalmente a estos menores en la corte de inmigración.
En total, los recortes afectaron a 26,000 niños inmigrantes no acompañados.
No es la primera vez que los niños enfrentan procesos legales solos, pero la situación se ha agravado: muchos no entienden el idioma, no conocen las leyes del país y no cuentan con el apoyo de un adulto o familiar.
Llegaron a Estados Unidos huyendo de la violencia y la pobreza en sus países de origen, buscando refugio, pero se enfrentan a un sistema que les exige defenderse solos ante un juez.
Para entender mejor esta crisis, hablamos con Stephanie López, codirectora de La Puerta de Acacia, una organización en Nueva York dedicada a apoyar a jóvenes inmigrantes, entre los 12 y 24 años.
La Puerta les brinda representación legal, a albergues temporales, servicios de salud, alimentos y reunificación con sus familias.
Quién les explica, quién los defiende
"Nosotros nos dedicamos a representar a jóvenes que vienen solos a los Estados Unidos. Vienen sin familiares, sin padres, a la frontera se presentan a inmigración y luego, al presentarse a inmigración, los llevan a albergues", explica Stephanie López.
Una vez en custodia, los menores reciben un documento llamado “aviso de comparecencia” para presentarse ante un juez de inmigración.
"Supe de un caso de un niño que fue deportado porque no tuvo representación legal. Cuando no lo tienen, enfrentan enormes dificultades y, como en este caso, terminan siendo deportados sin que nadie los defienda", lamenta.
El proceso legal es complejo, similar al que enfrenta un adulto. Sin embargo, muchos de estos niños no cuentan con abogado.
En algunas ocasiones, incluso menores de 7 años deben pararse solos frente a un juez y defender su caso.
Deportados sin saber que tenían opciones
Organizaciones como La Puerta podían representar a estos menores a través de la asignación de fondos federales. Sin embargo, los recortes llevaron a la cancelación de contratos, quedando más expuestos miles de niños inmigrantes solos.
"Ese contrato nos permitía actuar como ‘amigos de la corte’, acompañar a los niños, explicar su situación al juez, y buscar soluciones legales. También podíamos representarlos si se quedaban en Nueva York o si eran enviados a otro estado para reunirse con familiares. Ahora, todo eso está en riesgo", afirma López.
A pesar de que un fallo reciente de una jueza en California ordenó al gobierno continuar con estos servicios, los contratos solo se han extendido hasta septiembre. El temor es que no se renueven.
"Sabemos que estos casos no se resuelven en meses, sino que pueden tardar años. Muchos de estos niños son elegibles para beneficios migratorios como la Visa Juvenil Especial o asilo, pero si no tienen representación, pueden ser deportados sin siquiera saber que tenían opciones legales", alerta.
Barreras invisibles: el idioma y el miedo
Además del idioma español, muchos niños hablan lenguas indígenas -como quiché, mam o náhuatl- y frecuentemente no hay intérpretes disponibles.
Esto les dificulta aún más comprender lo que ocurre en sus audiencias.
"Imagina tener que enfrentarte a un juez, un abogado del gobierno, y a un intérprete que tal vez ni habla tu idioma. Es abrumador, incluso para un adulto, ahora imagina para un niño que acaba de escapar de una situación violenta", comenta la codirectora de La Puerta.
"Estos niños no eligieron venir aquí. Huyen de la violencia, del abuso, del miedo. No deberíamos permitir que enfrenten esta situación solos. Son niños. Y necesitan protección, no castigo", concluye López.