Espíritus en espejos: el significado de los altares que llegan desde Huaquechula a NY este Día de Muertos
HUAQUECHULA, PUEBLA.- Hay muchas formas de enfrentar el dolor ante la muerte de un ser querido. Una de ellas se ha convertido en toda una tradición que este 2024 logró traspasar las fronteras hasta llegar a Nueva York.
Se trata de los altares monumentales de Huaquechula, donde el alma de los fallecidos se representa en el reflejo de su imagen en un espejo.
Los altares de Huaquechula, un municipio del estado mexicano de Puebla, fusionan elementos prehispánicos y prácticas indígenas con influencias del catolicismo que llegó tras la Conquista, convirtiéndose, a su modo, en una síntesis del mestizaje que propone una interesante y muy sentida visión de la vida y de la muerte.
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Así llegan las almas de los difuntos a los altares
A finales de octubre de cada año, la comunidad se prepara para recibir las almas de las personas que murieron durante el último año y les construyen un altar.
La creencia indica que los primeros en llegar son los fallecidos en accidentes y los niños, cuyas almas se esperan desde el 28 al 31 de octubre.
La tradición incluye una "Plaza del Trueque" el 31 de octubre, donde los habitantes intercambian alimentos por flores y elementos para sus ofrendas.
Posteriormente, el 1 y 2 de noviembre se esperan a los espíritus de los adultos.
Esta tradición, que comparte elementos con las demás que se celebran en todo México durante estas fechas, tiene rasgos distintivos.
El espíritu en el espejo: imagen del alma humana
Uno de ellos es el uso de una fotografía reflejada en un espejo. Esta imagen representa una metáfora del espíritu de una persona fallecida, ya que no es posible verla simple vista, solo su reflejo.
“La imagen se coloca en la parte de arriba de la mesa o de la madera y el espejo es el reflejo de esta imagen”, dijo Perla Itzel Cortés Rubí, auxiliar de Turismo y Cultura en el municipio de Huaquechula.
”Nosotros lo consideramos así porque digamos que cuando vienen las ánimas no las podemos tocar. El espejo simula esa esencia que tienes pero que no podemos ver, la cual de alguna manera es como la parte inmaterial de la persona, es como un símbolo del alma”.
Cortés Rubí, quien dedicó uno de los altares a su tía Elena Dolores Vega, una artesana de alfeñique que murió a los 89 años, viaja a Nueva York para montar un altar de Día de Muertos, representando la tradición mexicana en Estados Unidos.
Dan lo mejor a sus seres queridos fallecidos
Silverio Reyes, titular de Turismo y Cultura en Huaquechula, explica que el origen de los altares se encuentra en los retablos de los templos católicos, que se caracterizan por su belleza.
La comunidad, al querer ofrecer lo mejor al alma de su ser querido fallecido, emuló estos retablos y los trasladó al interior de sus viviendas, donde se instalan cada año para recibir las almas de sus muertos.
“Los altares en Huaquechula son auténticos retablos efímeros, y es muy cierto, estos altares vienen de lo que se colocaba con el santo a las iglesias”, dijo Reyes.
“Si ustedes vienen, por ejemplo en Jueves Santo, van a encontrar un altar muy similar en donde se va a custodiar del Santísimo, entonces la gente lo retoma queriendo darle lo mejor de sí a sus seres queridos, toma esa muestra de altar y lo lleva hacia lo que son sus casas particulares”.
Este proceso incluye una ceremonia de bienvenida para las almas de los difuntos.
Los niveles del altar de Huaquechula
En la tradición católica, la vida ultraterrena continúa en tres niveles: el infierno, el purgatorio y el paraíso.
Esta visión de tres estados del alma después de la vida terrena se adaptó en los altares monumentales.
El primer nivel representa la parte terrenal y contiene objetos que le gustaban al difunto en vida.
El segundo nivel incluye una imagen religiosa como intercesora, mientras que el tercer nivel representa la divinidad, generalmente con un crucifijo.
“Los altares tradicionales de Huaquechula constan de tres niveles, el primer nivel es el terrenal, el segundo nivel es donde se va a colocar una imagen religiosa, ya sea la Virgen de Guadalupe, el Arcángel Miguel”, señaló Cortés Rubí.
“Normalmente es la imagen a la cual la persona que falleció le tenía más fe o su devoción estaba con él y en el último nivel se va a colocar un Cristo o si no un cáliz o una copa de vino que va a representar lo divino, porque ya es el cielo, el último nivel”.
Las ofrendas dedicadas a los niños
Noé Pérez Díaz, especialista en tradiciones del Día de Muertos en Huaquechula, explicó que en las ofrendas dedicadas a infantes en el Día de Muertos, se coloca un Niño Dios en el segundo nivel del altar, donde tradicionalmente van las imágenes religiosas.
Esta práctica se debe a que los niños aún no han desarrollado una devoción a un santo en particular.
La inclusión del Niño Dios sirve para llenar el espacio que de otra manera quedaría vacío, y se alinea con la fe católica mientras se relaciona directamente con la condición de niñez del fallecido.
Una tradición que hace posible el encuentro entre vivos y muertos
La importancia de esta tradición va más allá de la mera conmemoración, como explica Pérez Díaz.
Destacó la importancia de entender la celebración como un punto de encuentro entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
“Algo importante de entender la tradición del Día de Muertos en Huaquechula es ver justamente que es el cruce y encuentro entre vivos y muertos. Y eso nos va a llevar a entender, por ejemplo, la labor del camino de cempasúchil, paso para acercarnos a este momento ritual”, señaló.
Una mezcla de elementos culturales prehispánicos y judeocristianos
Pérez Díaz ofreció una detallada explicación sobre la celebración del Día de Muertos en la región.
Enfatizó que esta celebración es el resultado de un sincretismo cultural, combinando elementos prehispánicos y judeocristianos.
El investigador señaló que la tradición va más allá de la ofrenda monumental, abarcando una serie de momentos, lugares y símbolos que convergen en este espacio cultural.
Según el funcionario, estos altares se distinguen por su carácter angelical.
Tradición profundamente emotiva
Pérez Díaz explicó que la celebración evoca emociones mixtas en las familias participantes.
Por un lado, existe la alegría del reencuentro simbólico con los seres queridos fallecidos y, por otro, persiste la tristeza, especialmente en casos de muertes recientes o trágicas, como las de infantes.
Compartir comida: un gesto comunitario en medio del dolor por la muerte
Un aspecto central de la celebración, según el investigador, es el acto de compartir comida.
Este ritual simboliza la unión entre los vivos, los muertos y la comunidad en general.
Pérez Díaz describió cómo el acto de comer juntos se convierte en un diálogo no solo con los presentes, sino también con el territorio, las ánimas y las entidades culturales.
¿Qué deben de llevar las personas que visitan los altares?
Para los visitantes, el investigador detalló un protocolo específico:
- Llevar una vela sin decoración como ofrenda.
- Pedir permiso para entrar a las casas donde se encuentran las ofrendas.
- Solicitar autorización antes de tomar fotografías.
Pérez Díaz hizo hincapié en la importancia de respetar la intimidad de las familias participantes, recordando que estas abren sus hogares durante la celebración.
Subrayó que cada ofrenda representa a una persona con nombre, rostro y familia, y no debe ser tratada como una mera exhibición.
Elementos simbólicos de los altares monumentales
Entre los elementos más significativos de la celebración, Pérez Díaz mencionó:
- El altar, como centro de la ofrenda y punto focal de la celebración.
- El camino de cempasúchil, que sirve como guía para las ánimas.
- La tumba, que representa el último momento del ritual, donde se reciben y despiden a las ánimas.
- Los cuatro elementos naturales (fuego, tierra, agua y aire) representados en diversos aspectos de la ofrenda.
Otros elementos simbólicos mencionados por el investigador incluyen:
- La cruz de flores o de galón (un tipo de encaje) que algunas familias colocan.
- El sahumerio con copal, utilizado para purificar el espacio.
- El papel calado, un trabajo artesanal que decora las ofrendas, reflejando el cuidado y atención al detalle en la preparación para recibir a las ánimas.
Pérez Díaz enfatizó que cada aspecto de la celebración está cuidadosamente pensado para honrar y atender a las ánimas de los seres queridos fallecidos.
Altares en las viviendas son para honrar a los difuntos
El director de Cultura y Turismo de Huaquechula destacó las características únicas de los altares de Día de Muertos en esta localidad poblana, declarada Patrimonio Cultural del Estado de Puebla.
Reyes Sarmiento explicó que, a diferencia de otros lugares turísticos, los altares monumentales de Huaquechula no se crean para atraer visitantes, sino que son elaborados por la comunidad para honrar a sus difuntos.
La autenticidad de esta tradición ha atraído naturalmente el interés turístico.
La estructura de los altares, que aprovecha la altura máxima de las habitaciones, incorpora elementos como ángeles de papel o yeso.
¿Cuánto cuesta montar un altar en Huaquechula?
El costo aproximado de un altar, incluyendo mano de obra y materiales, puede oscilar entre 15,000 y 18,000 pesos mexicanos, (entre 750 y 900 dólares) sin contar los gastos adicionales de las familias para atender a los visitantes.
Durante la temporada de Día de Muertos, Huaquechula recibe alrededor de 15,000 a 20,000 visitantes, incluyendo turistas nacionales e internacionales.