Aunque no lo creas, tus decisiones individuales sobre lo que comes tienen un impacto real sobre el ecosistema. Ajustando algunos hábitos y patrones de consumo podemos ayudar a conservarlo. Toma nota.
El poderoso impacto de pimientos, chiles o ajíes no termina con el característico ardor en la boca. Es apenas una de las formas en las que nos afecta. Cada vez más estudios respaldan la idea de que incorporarlo dentro de la dieta puede ser algo bueno.
El espaciar los intervalos de tiempo entre comidas, algo conocido como ayuno intermitente, se ha puesto de moda en los últimos años, pero ahora una investigación sugiere que la tradicional práctica de controlar las porciones sigue siendo mejor para adelgazar.
No te dejes engañar por lo que dice la caja. Muchos no lo son bajo los criterios que establece una nueva norma propuesta por la istración de Alimentos y Medicamentos para ayudar a la población a mantener una dieta más balanceada.
La razón por la que muchos comen alimentos procesados no tiene nada que ver con su sabor, sino con el presupuesto, pues suelen ser mucho más baratos que los frescos. Para gran parte de la población, dejar de consumirlos simplemente es un lujo, especialmente en tiempos de inflación.
Un informe de la OMS muestra que las enfermedades no transmisibles matan a 41 millones de personas cada año, a pesar de que a menudo los factores que las originan son prevenibles. Un 86% de las muertes prematuras por estas enfermedades en el mundo ocurren en países de ingresos bajos y medio bajos.