Los cuatro muertos, quienes no han sido identificados todavía, formaban parte de un grupo de 15 devotos cristianos que también habían decidido dejar de comer. Los 11 sobrevivientes, siete hombres y cuatro mujeres entre los 17 y 49 años, fueron trasladados a un hospital, donde tres de ellos han sido reportados en estado crítico.
"Al principio, pensé que era mi botella de agua, pero luego me di cuenta de que se trataba de otra cosa. Y decidí no moverme", explicó el piloto que fue congratulado por las autoridades.
El niño de seis años fue descubierto por unos vecinos que escucharon sus gritos de ayuda, antes de ser trasladado de emergencia a un hospital, donde ha sido reportado como estable.
El agresor fue hallado culpable de llevar por las noches a su víctima hasta su departamento y sacarla muy temprano por la mañana, para evitar ser descubierto, hasta que uno de sus vecinos lo denunció con las autoridades.