Trump cierra USAID y deja sin contratos a empresas y pone en riesgo a agricultores en EEUU
El desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglás en inglés) por parte de la istración de Donald Trump ha dejado en la incertidumbre a unos 14,000 empleados de la agencia y contratistas extranjeros.
Y también a empresas, granjas y organizaciones sin fines de lucro en Estados Unidos que han dicho que no pueden pagar su nómina o facturas. Algunos aseguran estar frente a un posible colapso financiero.
Organizaciones estadounidenses realizaban negocios por miles de millones de dólares con USAID y el Departamento de Estado, que supervisaban más de 60,000 millones de dólares en asistencia exterior. Más del 80% de las empresas que tenían contratos con USAID son estadounidenses, según la empresa que rastrea datos sobre los fondos para ayudas DevelopmentAid.
Trump detuvo los pagos casi de la noche a la mañana en una orden ejecutiva el 20 de enero que congeló los fondos para la ayuda exterior. La istración del republicano acusó a los programas de USAID de derrochar fondos.
USAID Stop-Work, un grupo que rastrea el impacto del cierre de la agencia, dice que los contratistas de USAID han informado que despidieron a casi 13,000 trabajadores estadounidenses. El grupo estima que el total real es más de cuatro veces mayor.
Estas son las historias de algunos estadounidenses trastocados por lo ocurrido con USAID.
Un proveedor al que le cancelaron sus contratos con USAID
Para llevar los alimentos y bienes de los programas de USAID a lugares remotos en todo el mundo se necesita experiencia, dinero y cientos de empleados, muchos de ellos estadounidenses que trabajan en empresas que se han visto afectadas por la decisión de Trump.
Las empresas estadounidenses que se dedican a la transportación de bienes y alimentos de USAID han recibido avisos de la istración de Trump diciéndoles que algunos contratos no solo fueron puestos en pausa, sino que fueron cancelados de forma definitiva. Casi todas esas empresas han mantenido silencio públicamente, por miedo a posibles represalias del gobierno o a exponerse a alguna demanda judicial.
Sin embargo, hablando de forma anónima por esas mismas razones, un ejecutivo de una compañía vinculada a las cadenas de suministros que transporta desde equipos voluminosos hasta alimentos describió la potencial ruina financiera que enfrentan esas empresas. El ejecutivo, que ha despedido cientos de trabajadores en los últimos dos meses, llora mientras describe la próxima ronda de llamadas de despido que realizará en las próximas semanas.
Laboratorios de innovación agrícola a punto de cerrar
En la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, un laboratorio que trabaja con procesadores, fabricantes de alimentos y empresas de semillas y fertilizantes para expandir el uso de la soja en 31 países está a punto de cerrar en abril salvo que reciba ayuda.
Peter Goldsmith, director e investigador principal en Soybean Innovation Lab, sostiene que el trabajo que realizan ha ayudado a abrir mercados internacionales a los agricultores estadounidenses y ha hecho que el cultivo crezca más en África.
Goldsmith mencionó a la agancia AP que los laboratorios de innovación, como el suyo, en otras universidades también están cerrando. Sin ellos, Goldsmith se preocupa por lo que sucederá en los países donde trabajaron.
Una misión de refugiados en peligro
Hias, una organización judía sin ánimo de lucro que ayuda a refugiados y potenciales refugiados ha tenido que iniciar el cierre de “casi toda” su misión de más de 120 años. El grupo, con sede en Maryland, fue fundado por judíos que huían de la persecución en Europa del Este. Su misión se amplió en las últimas décadas, para incluir a las personas vulnerables en su país de origen para que no tengan que huir, declaró el presidente de Hias, Mark Hetfield.
Hetfield afirmó que la primera istración Trump vio lo valioso que era el trabajo de la organización. Pero ahora, el cierre de la asistencia exterior por parte de Trump cortó el 60% de la financiación de Hia. El grupo comenzó a despedir a parte de sus 2,000 empleados directos, que operan en 17 estados y 20 países.
El gobierno lo llama una “suspensión”, en lugar de una cancelación, relató Hetfield a AP. “Pero no podemos dejar de pagar alquiler, dejar de pagar a nuestros empleados. No es una suspensión. Eso es mentira”, consideró.
Una pequeña organización que obtenía casi todo su trabajo de USAID
Keith Ives, un veterano de la Marina aficionado a los datos, tiene una pequeña organización sin fines de lucro en el área de Denver que realiza un análisis de números para probar la efectividad de los programas de USAID.
La semana pasada, Ives comenzó a informar a la mitad de sus 28 empleados a tiempo completo que se quedarían sin trabajo al final del mes, ya que su organización sin fines de lucro Causal Design obtiene el 70% de su trabajo de USAID.
Al principio, “se convirtió en una obsesión pensar cómo puedo arreglar esto”, relató Ives a AP, quien describió su ansiedad en los primeros días del corte de fondos gubernamentales como casi paralizante. Ahora, Ives va de una llamada a otra, informándole a sus empleados que ya no tienen trabajo. Ser transparente con ellos resultó ser lo mejor.
Le preocupa que el gobierno de Estados Unidos rompa asociaciones y contratos de décadas con tanta facilidad. Asegura que eso le afectará en un futuro. “Creo que dentro de unos años, cuando intentemos volver a invertir, la gente va a decir, ‘Sí, pero, ¿recuerdas 2025?’” dijo Ives.
Los agricultores cuyas cuotas de mercado quedaron en riesgo
Tom Waters, un agricultor que cultiva maíz, soja y trigo cerca de Orrick, Missouri, piensa en su abuelo cuando lee sobre lo que está sucediendo con USAID. “He oído decirle un centenar de veces, ‘Cuando la gente tiene hambre, pelea’”, indicó Waters a AP.
Alimentando a las personas en el extranjero es cómo los agricultores estadounidenses estabilizan la situación en el mundo, dijo. “Porque estamos ayudando a mantener llenos los estómagos de las personas”.
Los programas de alimentos istrados por USAID han sido un cliente confiable para los agricultores estadounidenses desde la istración Kennedy. La legislación también exige que los transportistas estadounidenses obtengan una tajada del negocio.
Aun así, las ventas agrícolas estadounidenses para los programas humanitarios de USAID son una fracción de las exportaciones agrícolas totales de Estados Unidos. Y políticamente, los agricultores estadounidenses saben que Trump siempre se ha asegurado de aplacar el impacto cuando sus aranceles u otras medidas amenazan la demanda por los productos agrícolas estadounidenses.
Si bien el impacto en la granja de Waters todavía no está claro, los agricultores se preocupan cada vez que surge algo que pueda afectar la demanda y los precios de sus cultivos o dar a un competidor extranjero una oportunidad para quedarse por bien tiempo con una parte de su mercado.
Sin embargo, Waters no cree que la incertidumbre esté erosionando el apoyo a Trump. “Realmente creo que la gente, los partidarios de Trump, realmente van a tener paciencia con él y a pensar que esto es lo que él tiene que hacer,” aseveró.
Mira también: