Los ‘ataques sónicos’ a diplomáticos estadounidenses en La Habana generaron cambios en sus cerebros, revela un estudio

Sea cual sea la causa del llamado “Síndrome de La Habana” que afectó a diplomáticos estadounidenses y canadienses en la capital cubana desde finales de 2016, un nuevo estudio revela que sus cerebros han sufrido cambios desde entonces producto de los 'ataques sónicos' a los que estuvieron expuestos.
Hacia el final de la presidencia de Obama, entre las elecciones y la toma de poder de Donald Trump, diplomáticos de Estados Unidos en La Habana (muchos agentes de la CIA) empezaron a quejarse de sonidos muy agudos y aparentemente dirigidos hacia sus casas u otras locaciones en las que se encontraban.
Este fenómeno, del cual se ha especulado ampliamente y aún no se tiene una explicación concluyente, les provocó varias afectaciones de salud, como náuseas, dolores de cabeza e incluso pérdida de audición. Pero otras personas que viven o trabajan en los alrededores no han reportado ninguna afectación ni han dicho haber escuchado sonido alguno.
Unos meses después, al menos 10 candienses, entre diplomáticos y familiares, empezaron a tener síntomas parecidos y recurrentes, pero dijeron que en su caso solo una funcionario escuchó el ruido, el resto no sintió nada.
A partir de estos acontecimientos, el gobierno estadounidense retiró a la mayoría de su personal diplomático de La Habana y Trump aprovechó este contexto para echar por tierra el acercamiento con Cuba impulsado por Obama. Un equipo del FBI estuvo investigando en la isla, así como el propio gobierno cubano, y hasta el momento ha sido imposible poder detectar la fuente de estos llamados ‘ataques sónicos’. Canadá también decidió sacar de la isla a los familiares de su personal mientras investigaba los síntomas y lesiones cerebrales causadas aparentemente por el sonido.
Lo que revela el estudio
En agosto de 2017, más de un año después de reportadas las primeras incidencias, se inició un estudio basado en exploraciones cerebrales por métodos de resonancia magnética avanzada a 40 pacientes afectados por el 'ataque sónico': 23 hombres y 17 mujeres. Los resultados fueron publicados este martes en la revista especializada Journal of American Medical Association (JAMA).
En la comparativa, con imágenes de otras 48 personas que no fueron expuestas al sonido, se hallaron variaciones en la estructura cerebral y la conectividad funcional, que mide las relaciones entre diferentes regiones del cerebro. Las exploraciones se extendieron hasta junio de 2018, por un período de 11 meses.
"Hubo diferencias del grupo en todo el cerebro", dijo a CNN la autora del estudio, Ragini Verma, profesora de radiología y neurocirugía en la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pennsylvania. "Especialmente en un área llamada cerebelo, que también está implicada en el tipo de síntomas clínicos que la mayoría de estos pacientes estaban presentando, como son el equilibrio, el movimiento ocular, el mareo".
Los científicos de la Universidad de Pennsylvania notaron que el volumen de materia blanca (áreas del sistema nervioso central vinculada al aprendizaje) de los diplomáticos era aproximadamente un 5% más pequeña de lo normal, mientras que la conectividad de la red auditiva se había reducido aproximadamente un 15%.
El Dr. Douglas Smith, que participó en el análisis, comparó los efectos neurológicos en algunos de los pacientes con un "apagón eléctrico". "Este tipo de cambios son completamente desconocidos para nosotros", dijo a The Daily Telegraph.
Sin embargo, los autores señalan que la importancia clínica de estos hallazgos es incierta, y que no tenían resonancias magnéticas anteriores de los pacientes para comparar cómo se veían sus cerebros antes de la exposición al sonido. Además, los patrones no se ajustan a una imagen clara de un trastorno específico, han dicho los autores.
"Ciertamente no se parece a la presentación de imágenes de una lesión cerebral traumática o una conmoción cerebral, aunque presentan síntomas clínicos similares a la conmoción cerebral", dijo a CNN la doctora en Ciencias Ragini Verma.
El Dr. Jamshid Ghajar, director del Stanford Concussion and Brain Performance Center, que no participó en el estudio, explicó a la cadena que era "extraordinario" que los investigadores encontraran diferencias entre el cerebro de pacientes sanos y los involucrados en el incidente de Cuba, especialmente teniendo en cuenta "las diferencias dentro de la propia población estudiada en términos de sus síntomas y qué tipo de quejas presentaban”.
"Algo está pasando, y creo que necesita ser investigado más a fondo", concluyó.
La reacción de Cuba
Cuba siempre ha negado estar detrás de estos incidentes y se ha mostrado en contra de que Estados Unidos les llame "ataques".
Tras ser publicados el estudio este martes, La Habana desestimó los resultados alegando que no estaban claros y el jefe del equipo científico cubano que investiga el caso, Mitchell Valdés Sosa, convocó a una conferencia de prensa para dar sus apreciaciones.
Según informó BBC, el profesor Valdés Sosa, director del Centro de Neurociencias de Cuba, se mostró "frustrado por la metodología del estudio" y sus resultados no concluyentes y dijo que "los cambios en las imágenes del cerebro son muy pequeños, muy diversos y muy difusos". No corresponden a una explicación coherente", declaró.
En enero de 2019, a partir de una muestra del sonido publicada por la agencia AP, un estudio de la Universidad de California y el Reino Unido dijo que más que un arma sónica, la causa de las afectaciones podrían ser los "grillos" de Cuba, lo que para muchos expertos u oficiales de inteligencia fue calificado de "ridículo" o "infantil".
Más de una decena de canadienses también reportaron síntomas pero hasta el momento se desconocen estudios sobre sus casos.
En 2018 el Departamento de Estado de los Estados Unidos expandió una alerta de salud en China luego de que una serie de supuestos incidentes acústicos dejaron a personal diplomático sufriendo lesiones similares a las de Cuba.