Por qué las múltiples polémicas o la condena criminal de Trump no parecen pasar factura a su carrera presidencial
Aún resuena el auténtico terremoto que sacudió la campaña electoral estadounidense cuando Joe Biden retiró su candidatura tras escuchar las peticiones de de su partido, convencidos de que era imposible que ganara los comicios presidenciales después de su pobre desempeño en el debate frente a Donald Trump.
En efecto, el expresidente republicano contaba hasta ese momento con una clara ventaja en todas las encuestas de intención de voto.
Sin embargo, la vicepresidenta Kamala Harris ha logrado reducir esa brecha desde que se alzó como nueva candidata demócrata hasta el punto que, actualmente, supera a Trump por estrecho margen , según el promedio de sondeos nacionales en EEUU.
En esta ajustada carrera por llegar a la Casa Blanca es innegable que el republicano conserva un enorme apoyo de la ciudadanía para la que ya gobernó entre 2017 y 2021, un mandato presidencial que para muchos analistas fue de los más crispados y agresivos en la historia reciente del país.
Lo cierto es que su gobierno estuvo repleto de grandes polémicas por sus posturas en materia de migración, política exterior o frente a la pandemia de covid-19. Pero la controversia lo siguió aún después de salir de la Casa Blanca, cuando se le abrieron hasta cuatro procesos legales y acabó como el primer expresidente en ser criminal convicto tras ser declarado culpable en el ‘caso Stormy Daniels’.
Entonces, ¿qué es lo que continúan valorando los estadounidenses de la propuesta de Trump y por qué no parecen pasarle rédito electoral todas las enormes controversias protagonizadas por el republicano en los últimos años?
¿Por qué las polémicas que rodean a Trump parecen no afectar a su apoyo popular?
Para Geovanny Vicente-Romero, estratega político y consultor de comunicación gubernamental, las polémicas no solo no perjudican a Trump, sino que le sirven para afianzarse entre unos votantes que esperan, precisamente, un líder rodeado de controversias.
“Trump encuentra su combustible diario en la polémica. Imagino que el día que no aparece en los medios puede ser un día depresivo para él. Y hay un sector en la sociedad que ve en él un reflejo de sentimiento antisistema de ellos mismos que tiene afinidad con el mensaje polarizador de Trump como el 'ellos vs. nosotros'", asegura.
“Así que estas controversias le dan sentido a su narrativa, pues se autodefine como políticamente incorrecto y, por lo tanto, sus votantes no esperan un comportamiento "convencional" de él”, agrega el profesor de Comunicación Estratégica en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Arturo Sarukhán, embajador de México en EEUU de 2007 a 2013, considera que por encima de las polémicas, el republicano sabe explotar una “fuerza” que convence a millones de personas.
“Trump ha canalizado, en un país brutalmente polarizado, temores sociales, ideológicos y raciales para presentarse como alguien que puede de golpe y de un plumazo modificar el futuro mirando hacia el pasado. El reto y el problema medular es que la nostalgia no es receta para políticas públicas inteligentes”, le dice a Univision Noticias.
“El gran peligro para la República estadounidense es el hecho de que su sistema político ha permitido a un hombre que enfrentó dos procesos de juicio político en la Cámara de Representantes, que azuzó un ataque sedicioso al Capitolio intentando ejecutar un golpe de Estado, que ha enfrentado cuatro procesos criminales en su contra y que es, hoy por hoy, un criminal convicto, volver a postularse para contender en una elección presidencial”, agrega Sarukhán, diplomático por más de 20 años y actualmente consultor internacional en Washington.
Vicente-Romero coincide. “Toda está reputación (o propaganda) de un hombre fuerte hace que muchos de los estadounidenses que votan por él tengan una memoria selectiva, que solo recuerden los aspectos positivos de su gobierno y quieran darle un chance para que él siga utilizando el mismo eslogan de ‘Hacer Estados Unidos grande nuevamente’”.
Las mentiras repetidas de Trump que se convierten en 'verdad' para sus seguidores
A esta “memoria selectiva” también podría influir la estrategia frecuentemente utilizada por Trump a la hora de repetir una y otra vez falsas afirmaciones sobre su pasado gobierno —como cuando asegura que él dejó “la mejor economía del mundo”, que había mayor seguridad en la frontera o que los migrantes son ahora responsables de mayor criminalidad—, pese a que las estadísticas desmienten que tales declaraciones sean ciertas.
Sarukhán lamenta que, en la política actual y en tiempos de desinformación, “una mentira seductora es más atractiva que la realidad y los datos duros aburridos”.
El analista Vicente-Romero atribuye esa estrategia al hecho de que el mensaje de Trump entre sus votantes logra ser efectivo gracias a un vocabulario sencillo y repetitivo.
“Trump ha encontrado gran comodidad en hablar siempre en términos absolutos (‘el mejor’, ‘el peor’, ‘la mayor’, ‘la menor’, ‘increíble’, great, ‘como nunca antes visto’, etc.). No hay términos medios en su mensaje, y Trump llega a crear fábulas sobre su propio gobierno que, de tanto repetirlas, el mismo se las llega a creer”, le dice a Univision Noticias.
¿Cómo sería un segundo mandato de Trump como presidente?
Trump parecía esquivar mejor cualquier repercusión negativa derivada de sus múltiples polémicas mientras tuvo a Joe Biden enfrente como rival en la carrera a la presidencia. Hasta entonces, el candidato republicano contaba con un gran apoyo en las encuestas.
Sin embargo, el juego cambió cuando Biden retiró su candidatura y cedió el lugar a su vicepresidenta Kamala Harris, quien ha ido acortando esa ventaja.
Sarukhán cree que “las debilidades y percepciones en torno a la candidatura de Biden abonaban a la tracción electoral de Trump, que se ha disipado en las últimas dos semanas”. Sin embargo, alerta, “no hay que perder de vista la persistencia y durabilidad del voto duro trumpista y de la extrema derecha, sea quien sea su rival camino a noviembre”.
Tras un primer mandato repleto de polémicas, la incógnita ahora es saber cómo sería un segundo gobierno de Trump en caso de que acabara ganando las elecciones de noviembre. ¿Veríamos a un presidente menos controversial, o sería más bien lo contrario?
“El único cambio lo veríamos en su nuevo gabinete y nuevo vicepresidente. Pero Trump no piensa dejar de ser quién es, ni siquiera para presentarse al público con un aspecto un poco más ‘presidencial’. Trump será el mismo”, pronostica Vicente-Romero.
Sarukhán también descarta que pudiéramos ver una presidencia más moderada que la de hace cuatro años y augura una más radicalizada.
“Un segundo mandato de Trump vería a un presidente turbocargado, con sed de venganza, sin corralitos ni frenos y sin adultos en la habitación dispuestos a confrontarlo o descarrilar sus ideas más descabelladas. Si algo demuestra el llamado Proyecto 2025 es que un segundo mandato trumpista estaría acompañado del uso faccioso de la justicia y de las instituciones del Estado”, asegura.
“Quien crea que “perro que ladra no muerde” o que el primer periodo presidencial de Trump 'no fue tan malo' se equivoca peligrosamente”, concluye el exembajador.
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