Biden renuncia a la reelección: los logros que pasarán desapercibidos y los desaciertos que le costaron la candidatura
Sentado en el Despacho Oval, tras el icónico escritorio Resolute en 2022, un animado presidente Joe Biden describió el reto de liderar una nación psicológicamente traumatizada.
Estados Unidos había sufrido una pandemia que le había cambiado la vida. Había un aumento en la inflación y también iniciaba un conflicto internacional con la invasión de Rusia en Ucrania, así como la persistente amenaza a la democracia que, en su opinión, suponía el republicano Donald Trump. ¿Cómo podría Biden curar ese trauma colectivo?
“Tengan confianza”, dijo enfáticamente en una entrevista con AP. “Tengan confianza. Porque yo tengo confianza”.
Pero en los dos años siguientes, la confianza que Biden esperaba infundir no dejó de disminuir. Cuando el presidente demócrata, de 81 años, dejó en evidencia su edad en un desastroso debate contra Trump en junio, perdió el beneficio de la duda y el domingo se retiró como candidato de su partido.
El debate de Biden contra Trump sembró las dudas entre los demócratas y de ahí todo fue a pique
Tras el debate, los demócratas, que habían estado unidos en el apoyo a Biden como mejor forma de evitar otro mandato de Trump, de repente se fracturaron.
Y los republicanos, acosados por el caos en el Congreso y la condena penal del expresidente Trump por alteración de registros comerciales, hicieron algo casi improbable y se unieron en un grupo desafiante.
Biden perdió la confianza de sus partidarios en el debate de 90 minutos con Trump, aunque el orgullo le impulsó inicialmente a ignorar los temores de los legisladores, los dirigentes del partido y los donantes que le empujaban a abandonar.
Los acontecimientos de las tres últimas semanas, donde Trump sobrevivió a un intento de asesinato y Biden se contagió de coronavirus, condujeron a una salida que Biden nunca quiso, pero que los demócratas consideraron esencial para maximizar sus posibilidades de ganar en noviembre.
El apoyo hacia Biden no era tan fuerte como él creía
Biden parece haber malinterpretado la amplitud de su apoyo. Aunque muchos demócratas sentían una profunda iración por el presidente personalmente, no le tenían el mismo afecto políticamente.
Douglas Brinkley, historiador de la Universidad Rice, dice que Biden llegó como un respiro para una nación agotada por Trump y la pandemia.
“Era la persona perfecta para ese momento”, dijo Brinkley, señalando que el presidente demostró en la era de la polarización que todavía era posible legislar de forma bipartidista. Sin embargo, los votantes lo veían como un marcador de posición, y nunca pudo trascender el texto de sus discursos para “encarnar visualmente el espíritu de la nación con un sentido de brío, energía y optimismo”.
Cuando su campaña de reelección entraba en sus últimos días, Biden seguía intentando demostrar su valor y reunir a los votantes en torno al temor de que Trump condenara la democracia estadounidense.
Nunca hubo un “Joe Biden demócrata” como hubo un “Reagan republicano”. No tenía seguidores que le adoraran, al estilo de los movimientos, como Barack Obama o John F. Kennedy. No era un candidato generacional como Bill Clinton. La única dimensión que rompió barreras en su elección fue el hecho de ser la persona de más edad elegida presidente.
Los esfuerzos de Joe Biden para llegar a la Casa Blanca
Aunque Biden contempló repetidamente la posibilidad de ocupar el Despacho Oval desde su posición de senador por Delaware, los votantes lo rechazaron una y otra vez.
Su primera candidatura a la Casa Blanca, en el ciclo de 1988, terminó con heridas autoinfligidas por plagio, y no llegó a la primera contienda por la nominación. Cuando se presentó en 2008, abandonó tras los caucus de Iowa, donde obtuvo menos del 1% de los votos.
En 2016, Obama le aconsejó que no se presentara, a pesar de ser su vicepresidente. Una victoria de Biden en 2020 parecía inverosímil cuando quedó cuarto en Iowa y quinto en New Hampshire antes de un espectacular repunte en Carolina del Sur.
Ganó la nominación y luego hizo algo raro en la política estadounidense: derrotó a un presidente en funciones, Trump, que había sido un catalizador de un hirviente sentimiento de polarización.
Luego tuvo que soportar el asalto al Capitolio de Estados Unidos del 6 de enero de 2021 por parte de partidarios de Trump que afirmaron falsamente que las elecciones de 2020 habían sido robadas.
David Axelrod, que fue asesor principal de Obama, dijo que la historia trataría a Biden más amablemente de lo que lo habían hecho los votantes, no solo por sus logros legislativos, sino porque derrotó a Trump.
“Su legado es significativo más allá de todos sus muchos logros”, dijo Axelrod. “Siempre será el hombre que dio un paso al frente y derrotó a un presidente que se colocó por encima de nuestra democracia”. “Eso, por sí solo, es un logro histórico”, agregó.
La edad de Biden pesó más que su carrera política y sus logros
Biden no pudo detener las secuelas de su edad y pese a que derrotó a Trump hace cuatro años, cuando en el último mes se hizo evidente su fragilidad no hubo base de partidarios a su lado. Fue un final doloroso para una carrera política de medio siglo, pero apenas refleja el legado completo de su paso por la Casa Blanca.
Su historial incluye leyes que cambiaron el país de formas que probablemente sólo se verán a lo largo de los próximos doce años, aunque los votantes no lo apreciaran inmediatamente.
“Se necesita tiempo para que suceda”, dijo Biden a BET News el martes. Pero en esa misma entrevista, también mostró por qué las peticiones para que se apartara habían aumentado tanto: fue incapaz de recordar el nombre de su secretario de Defensa, Lloyd Austin, refiriéndose a él como el “hombre negro”.
Esos episodios recientes contrastan fuertemente con una lista de logros que la mayoría de los presidentes envidiarían y utilizarían como sólida base para la reelección. El optimismo sobre el futuro del país que Biden dice que le impulsó podría materializarse tras su salida de la escena nacional.
El economista de la Universidad de Harvard Jason Furman, uno de los principales asesores durante la istración Obama, dijo que Biden “llegó al cargo cuando la economía estaba sumida en el covid y ayudó a supervisar la transición para salir de él a una economía que ahora está creciendo más rápido que cualquiera de sus economías pares, con menos inflación que ellos”.
Furman señaló que Biden aumentó el gasto para realizar inversiones a más largo plazo en la economía, al tiempo que mantuvo a Jerome Powell como presidente de la Reserva Federal, dando cobertura a la Fed para bajar la inflación sin perturbar el mercado laboral.
En marzo de 2021, Biden puso en marcha ayudas por valor de 1.9 billones de dólares, creando una serie de nuevos programas que redujeron temporalmente a la mitad la pobreza infantil, frenaron los despidos y contribuyeron a la creación de 15.7 millones de puestos de trabajo.
Pero cuando la inflación empezó a subir el índice de aprobación de Biden, medido por el Centro AP-NORC de Investigación de Asuntos Públicos, cayó del 61% al 39% en junio.
Ante eso Biden adoptó una serie de medidas ejecutivas para desentrañar las cadenas de suministro mundiales y un paquete de infraestructuras bipartidista de 1 billón de dólares que no solo sustituyó las infraestructuras obsoletas, sino que mejoró el a Internet y preparó a las comunidades para resistir el cambio climático.
Pero la ley de infraestructuras también puso de manifiesto el reto al que se enfrentaba Biden para conseguir que el público reconociera su logro, ya que muchos de los proyectos tardarán décadas en completarse.
Los proyectos de Biden que pasarán a la historia
En 2022, Biden y sus compañeros demócratas siguieron con dos medidas que revitalizaron el futuro de la fabricación estadounidense.
La Ley CHIPS y de Ciencia aportó 52,000 millones de dólares para construir fábricas y crear instituciones que fabricaran chips informáticos en el país, garantizando que Estados Unidos tuviera a los semiconductores más avanzados necesarios para impulsar el crecimiento económico y mantener la seguridad nacional.
También estaba la Ley de Reducción de la Inflación, que ofrecía incentivos para abandonar los combustibles fósiles y permitía a Medicare negociar los precios de los medicamentos.
Biden también intentó competir más agresivamente con China y reconstruir alianzas como la OTAN.
Los desaciertos de Biden que persiguen su istración
Un logro que se convirtió en desacierto fue cuando Biden concluyó la retirada estadounidense de Afganistán, que terminó con la muerte de 13 militares estadounidenses, un esfuerzo que fue ampliamente criticado.
El presidente también es objeto de críticas por su gestión de la frontera sur con México, ya que los cruces ilegales suscitaron dudas sobre su manejo de la inmigración.
Además, se han desatado una serie de conflictos internacionales que agravaron las divisiones internas.
La invasión rusa de Ucrania a principios de 2022 empeoró la inflación mientras Trump y otros republicanos cuestionaban el valor de la ayuda militar a los ucranianos. El ataque de Hamas en Israel el 7 de octubre de 2023 desató una guerra que mostró las divisiones dentro del partido demócrata sobre si Estados Unidos debía seguir apoyando a Israel mientras decenas de miles de palestinos morían en meses de contraataques.
En privado, Biden aleccionó a sus ayudantes para que, a la hora de escuchar al público, no se centraran en las diferencias, sino que buscaran el acuerdo. Se aferró al ideal del bipartidismo incluso cuando los demócratas rompieron con el Partido Republicano.
Y, sin embargo, pocos días antes de abandonar la carrera, Biden sintió que su trabajo no había terminado y que su legado estaba incompleto.
“Tengo que terminar este trabajo”, dijo a los periodistas tras una cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Pero la magnitud de lo que estaba en juego y el temor a una derrota de Biden hicieron que los demócratas apostaran porque las tareas que él inició podrían ser completadas mejor por una generación más joven.
“La historia será más amable con él que los votantes al final”, dijo Axelrod.
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