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Adolescentes

¿Tu bebé es demasiado tímido? Según los expertos, ese rasgo podría definir su futuro

Publicado 22 Abr 2020 – 12:54 PM EDT | Actualizado 22 Abr 2020 – 02:23 PM EDT
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Una de las preguntas que más se les hacen a los papás tras el nacimiento de su bebé es: “¿que tal se porta? ¿es demasiado tímido o prefiere ser extrovertido?” La respuesta siempre es diferente: cada pequeño tiene un temperamento y personalidad propia que los acompaña por el resto de sus vidas.

Varios estudios psicológicos han determinado que existen tres tipos de temperamento en los recién nacidos: el fácil, el difícil y el apático. Durante muchos años, estas investigaciones funcionaron para analizar el comportamiento de los pequeños, sin embargo, no mostraban cuál era su efecto a largo plazo.

Recientemente, un estudio realizado por la Universidad de Maryland ha revelado cómo afecta el temperamento de un recién nacido a su personalidad adulta. Los resultados, además de representar el inicio de más investigaciones en torno al desarrollo neurológico de los pequeños, también ha arrojado resultados que nadie esperaba.

Personalidad en la infancia: ¿un reflejo del futuro?

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences y financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, el temperamento que un bebé presenta en los primeros años de vida, puede definir en su totalidad, la personalidad que tendrá en la edad adulta.

El temperamento se refiere a las diferencias individuales de base biológica que se manifiestan a través de las respuestas emocionales y conductuales que presentan los seres humanos. Durante la infancia, este factor marca el precedente para definir la personalidad que tendrán en la adultez.

El estudio reveló que la inhibición y timidez en la infancia suele predecir, en la mayoría de los casos, una personalidad reservada, introvertida e insegura que llegará a su punto máximo a los 26 años; edad en la que el cuerpo humano ha logrado desarrollar su personalidad por completo.

Los investigadores confirmaron que cuando los niños muestran una personalidad cautelosa, tímida y con temor hacia situaciones, objetos, personas o escenarios, el riesgo de sufrir trastornos de ansiedad y desórdenes sociales crece exponencialmente, a diferencia de aquellos que son más extrovertidos.

La investigación, reconocida como una de las más importantes en el área de la psicología infantil, se desarrolló entre 1989 y 1993. En ella, se dio el seguimiento durante al menos 25 años, a 165 personas que fueron analizadas desde los 4 meses de nacidos.

«Si bien muchos estudios vinculan el comportamiento de la primera infancia con el riesgo de psicopatología, los hallazgos en nuestro estudio son únicos», destaca Daniel Pine, autor del estudio y jefe de la Sección de Desarrollo y Neurociencia Afectiva del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH).

«Esto se debe a que nuestro estudio evaluó el temperamento muy temprano en la vida, vinculándolo con resultados que ocurrieron más de 20 años después a través de diferencias individuales en los procesos neuronales», explica el especialista.

El estudio analizó el comportamiento de los pacientes por medio de tres actividades distintas que se llevaron a cabo en edades diferentes: 14 meses de edad, 15 años y finalmente, 26 años.

La primer prueba, realizada al año y dos meses de nacidos, consistió en exponer a los pacientes a una sala de juegos desconocida en donde solo se encontraban ellos, un robot de juguete y un desconocido. Con esto, los especialistas lograron observar cómo reaccionaban ante situaciones extrañas y desconocidas.

A los 15 años, los participantes fueron sometidos a un examen que tenía como finalidad demostrar cómo respondían sus señales cerebrales ante el fracaso y los errores. Si la señal era fuerte, significaba que la situación les provocaba estrés y ansiedad, por lo tanto su mente era más débil en el ámbito neurológico.

Cuando los pacientes llegaron a los 26 años, se les realizó una encuesta referente a su vocación, personalidad, salud mental y relaciones. Este último experimento confirmó que, aquellos que presentaron timidez en la infancia, eran personas más reservadas e introvertidas en comparación a los que eran más extrovertidos.

Finalmente, concluyeron que la presencia de este tipo de temperamento en la niñez no presenta relación con un mejor desempeño en la vida adulta, sin embargo, si es un factor que predice los problemas mentales y emocionales que puedan presentarse a futuro.

Este estudio, además de ampliar los conocimientos y hallazgos que existían al respecto, también marca el inicio de una nueva generación de expertos que se dediquen a investigar los comportamientos de la niñez y cómo relacionan con las enfermedades mentales.

De esta forma, las posibilidades de encontrar soluciones y respuestas que mejoren la calidad de vida de aquellos que sufren estos padecimientos, crecen a un nivel insospechado. Es un gran descubrimiento para la ciencia y la humanidad.

Y tú ¿cómo eras de pequeño? Cuéntanos en los comentarios.

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