“Él va a ser mi ángel”: familia del oficial Osmar Rodarte quiere transformar el dolor en justicia
Han pasado tres semanas desde que el oficial Osmar Rodarte, del Departamento de Policía de Marysville, falleció durante una redada antidrogas en Olivehurst, California.
El 26 de marzo, un sospechoso abrió fuego contra los agentes, acabando con la vida del joven oficial hispano que había dedicado su vida a servir y proteger a su comunidad.
“Para mí, Osmar siempre fue el niño deseado”, recuerda su madre, Rosa Páez, entre lágrimas.
En la casa de la familia Rodarte, el recuerdo de Osmar sigue presente en cada rincón: su silbido al llegar, su risa al jugar con sus hijos, su voz alentadora. Aunque la ausencia duele, su espíritu permanece, impulsando a su familia a transformar el dolor en acción.
Un sueño americano truncado, pero lleno de propósito
Osmar Rodarte llegó a Estados Unidos desde México cuando tenía solo nueve años. Desde pequeño expresó su deseo de servir como policía. Antes de lograrlo, formó parte del ejército estadounidense y, tras mucho esfuerzo, consiguió un lugar en el Departamento de Policía de Marysville.
“Yo lo veía completo cuando por fin fue oficial. Se notaba la pasión”, comparte su padre, Efrén Rodarte.
En medio del luto, la familia ha encontrado una causa: crear un camino más justo y directo hacia la ciudadanía para las familias de quienes, como Osmar, dan la vida por este país.
También buscan establecer una beca o fundación en su nombre, que inspire y apoye a jóvenes latinos interesados en el servicio público.
“Muchos como Osmar aman profundamente a este país, se sacrifican por él. Honrar su memoria también es avanzar hacia una reforma migratoria”, expresó su padre.
La representación hispana en las fuerzas del orden
Entre el 12% y 20% de los oficiales en cuerpos policiales y en las fuerzas armadas de Estados Unidos son hispanos. Aun así, muchos de ellos enfrentan retos migratorios o ven cómo sus familias quedan en un limbo legal, a pesar del sacrificio.
La familia Rodarte espera que su historia despierte conciencia y motive acciones concretas que reconozcan el valor, la lealtad y la contribución de los inmigrantes al país.
“Él va a ser mi ángel todo el tiempo”, afirma su madre. Osmar Rodarte no solo será recordado como oficial, sino como hijo, padre, esposo, hermano y amigo, cuyo legado apunta ahora a construir un futuro más justo para miles de familias como la suya.
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