De falsas alarmas a profecías cumplidas: las variantes que causaron revuelo en el mundo antes de ómicron
Ómicron es la más reciente variante del coronavirus que causa revuelo, pero no la primera -y posiblemente tampoco será la última-.
A un paso que nadie anticipaba en marzo de 2020, el virus ha ido adquiriendo nuevas mutaciones y acumulando así cada vez más letras del alfabeto griego que la Organización Mundial de la Salud usa para designarlas.
Y mientras siga circulando, tendrá posibilidades de sufrir cambios evolutivos o mutaciones para hacerse más ‘apto’.
Para ser clasificada como ‘de preocupación’ por la Organización Mundial de la Salud, una variante debe tener al menos una de estas características: ser más transmisible, ser más virulenta/ ocasionar una enfermedad severa o tener la capacidad de reducir la efectividad de herramientas de salud pública como las vacunas, los tratamientos y las pruebas.
¿Es ómicrom más peligrosa?
Con sus 50 mutaciones, algo no visto en ninguna otra variante, ómicron bien podría (o no) tener las tres. Hay razones para creer que es sumamente contagiosa y que presenta resistencia a la inmunidad de las vacunas o infección previa. Pero sólo el tiempo y la ciencia dirán si realmente es el caso.
Algunas variantes que preocuparon mucho en su momento, como la beta -también detectada en Sudáfrica y con señales de resistencia a las vacunas- no lograron imponerse en el mapamundi en gran parte porque otra ‘competidora’ mucho más contagiosa les cercó el camino.
Por ahora la Delta sigue siendo la preponderante en el mundo, aunque ya el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades ha dicho que ómicron podría tener "una sustancial ventaja de crecimiento" frente a ella. ¿Logrará ómicron desplazarla?
En medio de la gran expectación y angustia que generan esta y otras preguntas, vale la pena recordar los rasgos y el devenir de otras que les antecedieron.