Edgar Allan Poe y sus palabras de amor a la ciencia
No es posible acercarse a la obra del notable escritor norteamericano Edgar Allan Poe (1809-1849) sin percatarnos de que no solo sentía un profundo amor por los conocimientos científicos, sino que además gran parte de su producción literaria se basaba en explicar a través de la ciencia los acontecimientos fantásticos narrados.
Diversos son los poemas y relatos donde directamente se apela a lo científico o donde estos temas aparecen como incertidumbres que aparentemente contraponen arte y ciencia, pero terminan mostrando el valor de la imaginación en ambos procesos creativos.
Y es que, dotado de una honda sensibilidad, el autor romántico no podía esconder sus inclinaciones hacia esta área del pensamiento humano. Esto lo llevó a crear un tipo de literatura que muchos llaman de anticipación, ya que prefigura lo que luego serían los géneros fantásticos, de horror y ciencia ficción.
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«Soneto a la Ciencia»: el amor imposible de Edgar Allan Poe
Una de las contradicciones que la obra de Poe expresa es la que existe entre sus dos grandes amores: la poesía y la ciencia. La primera le permite atrapar lo inefable y perderse en realidades complejas del universo; la segunda lo limita en esta tarea con sus categorías fijas y su necesidad de probar fielmente cada evento.
El poema «Soneto a la Ciencia», escrito en 1829, es quizás el ejemplo más fehaciente de esta incomodidad que siente el poeta. En sus versos, protesta contra la ciencia ya que no sabe cómo ubicarla en su universo lírico, pero al mismo tiempo se dirige a ella como a algo poderoso, ancestral y que hay que tener en cuenta.
¡Ciencia! ¡Verdadera hija del tiempo tú eres!
que alteras todas las cosas con tus escrutadores ojos.
Como ocurre con los grandes amores, las estrofas de este texto revelan un ser atormentado por la necesidad de volar y encontrar sus propias verdades en el mundo y al mismo tiempo la presencia en su interior del pensamiento científico que también tiene un lugar muy fuerte.
¿Por qué devoras así el corazón del poeta,
buitre, cuyas alas son obtusas realidades?
Usando los elementos retóricos del romanticismo, Poe cuestiona a la ciencia con las mismas palabras de amor y reproche que pudiera decirle a su amada cualquier otro poeta.
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Literatura científica de Edgar Allan Poe
Aunque creemos que la narrativa de ciencia ficción comenzó con Julio Verne, en realidad ya en Edgar A. Poe aparecen las temáticas más importantes del género, además de muchos argumentos puramente científicos, con hipótesis y modos de abordar los fenómenos que revelan un pensamiento teórico y racional sobre los grandes misterios humanos.
Uno de los textos donde se revela este amor a la ciencia es el titulado «La verdad sobre el caso Valdemar», escrito en 1845. En este relato un paciente que sufre de tuberculosis terminal se somete a hipnosis con el objetivo de evitar morir.
El tema principal es el de la inevitabilidad de la muerte, pero las descripciones anatómicas y de todo el procedimiento científico llevado a cabo son detalladas y con alto nivel de exactitud para la época.
Por otro lado, tanto en su novela póstuma «La narración de Arthur Gordon Pym» como en otros relatos, Poe utiliza la Teoría de la Tierra Hueca, muy de moda en su época, que supone que en el interior del planeta hay continentes y océanos.
Asimismo, la mayor muestra de afición científica y filosófica de este gran escritor del siglo XIX es su poema en prosa «Eureka», donde precisamente declara su intención de escribir sobre lo material y lo espiritual:
Todas sus obras están marcadas por este afán de conocimiento y al mismo tiempo por un toque de imaginación y creatividad propio de los científicos y del espíritu curioso del ser humano.
Para suerte de los lectores del futuro, Edgar Allan Poe no solo amó la ciencia, sino que para ella escribió las palabras de amor que lo convertirían en una de las plumas más influyentes de la literatura de todos los tiempos.
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