“Lo veo y siento orgullo”: la imagen de un Trump desafiante tras el atentado y el impacto que puede tener en los votantes
La foto del expresidente Donald Trump con el puño al aire y el rostro manchado de sangre tras el atentado ha reafirmado la fortaleza del republicano como candidato entre su electorado, pero también frente a algunos indecisos que dudan de la capacidad del presidente Joe Biden para continuar en la contienda.
Patty Harnish, de 58 años, ha pasado 28 años sin votar, decepcionada de los políticos. Cree que en Washington no hacen lo suficiente para mitigar la inflación, el alto costo de las rentas o para frenar la crisis desatada por los opioides. Contó al diario The Washington Post que, sin embargo, al ver la actitud desafiante de Trump en la primera plana de un diario quedó sorprendida con la emoción que le evocó la imagen.
"Es Trump (...) Lo veo y siento orgullo", dijo al Post la vendedora de una tienda Dollar General, a pocas millas del sitio donde ocurrió el atentado en la rural Butler, Pensilvania. "Él estaba como jódanse, no me pueden detener. Todavía me queda otra oreja".
El sábado, el exmandatario apenas comenzaba su discurso en un mitin en Butler. Varias detonaciones se escucharon, se le vio tocarse su oreja derecha y agacharse detrás del podio desde el que hablaba. De inmediato, agentes del Servicio Secreto lo rodearon y sacaron de la tarima. Al andar, Trump levantó el puño y mostró la cara con el rastro de la sangre tras el roce de la bala en su oreja.
El atacante había disparado un rifle tipo AR desde el techo de una fábrica cercana. Poco después recibió un disparo letal de parte de un agente en el lugar. Un seguidor de Trump falleció: Corey Comperatore, un bombero de 50 años y padre de dos niños. Dos personas más resultaron heridas.
Al calor de una campaña convulsa en la que la que se cuestiona la fortaleza de los candidatos —por la avanzada edad y por las decisiones de ambos al mando—, Trump se convirtió en el primer expresidente de Estados Unidos con cargos criminales. Además, enfrenta varios casos relacionados con su actividad política, empresarial y personal. Van desde la negación de los resultados electorales en la campaña pasada hasta la difamación de una mujer que lo acusó de violación en los años 90.
Con ese panorama, ya sus seguidores lo consideraban un mártir, una víctima de los políticos.
Este domingo, algunos partidarios de Trump que vivieron con él el atentado volvieron al lugar del mitin para procesar sus emociones.
Mientras tanto, otros republicanos viajaban a Milwaukee, donde esta semana comienza la Convención Nacional Republicana. Algunos de ellos contaron al Post que el atentado los llevó de la rabia al orgullo de ver a un Trump desafiante, que se levantó del piso con el puño al aire.
Bob Branch, quien compite por un puesto en el condado Maricopa, en Arizona, dijo al diario capitalino que lo ocurrido lo reafirmó como votante de Trump: "Para decirte la verdad, aún trato de no llorar. Amo a ese hombre, lo quiero como presidente".
Antes de que incluso se conocieran detalles de lo que había ocurrido en Butler, la imagen de Trump rodeado por agentes del Servicio Secreto ya recorría las redes sociales de políticos republicanos. Algunos la usaron para culpar a los demócratas del ataque; otros, para declarar a Trump como el ganador indiscutible de la carrera presidencial.
La imagen ya es vista como un icono de la campaña de Trump. El estratega republicano Mike Murphy dijo al medio Politico que la foto incluso "será el símbolo de la Convención".
Pero el ataque también unió a demócratas y republicanos para pedir que se baje el volumen de la retórica política. El propio presidente Joe Biden aseguró que lo ocurrido es una de las razones por las que se debe unir al país. "No podemos tolerar esto", dijo el mandatario, que luego conversó por teléfono con su rival.
Desde el lado republicano, el actual presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, insistió en una entrevista con la cadena NBC en que “hay que bajar el volumen a la retórica”.
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