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Zapatos

Cómo domar el miedo a treparse en unos tacones

Te acompañamos en la aventura de subirte a esos tacones que tanto quieres, pero vas a tener que prometernos que vas a seguir el proceso que aquí te proponemos. Solo así te introducirás orgánicamente a un mundo que es tan halagador como agotador.
24 Ago 2016 – 07:19 AM EDT
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Lecciones para poder domar y caminar en cualquier tipo de tacones

Subirse por primera vez a unos tacones a los 15 años sin duda resulta mucho más fácil que hacerlo a los 40, no solo porque en la adolescencia tenemos más fresco el cuerpo, más afinado el equilibrio y, sobretodo, más ganas de subirnos literalmente en los asuntos de los adultos, sino porque la que empezó a los 15 lleva años de domar una y otra vez sus pies para sobrevivir a la locura a la que los someten los tacones.

Pero cualquiera de estas dos principiantes, la adolescente afanosa o la mujer madura que quiere darle una nueva vida a su estilo y a su ropero, deberían saber que hay unos tacones cómodos, elegantes y amables que serán la mejor introducción a un mundo que es al igual seductor, potenciador, hostil y agotador.

En el amplio universo de los tacones los de las principiante pueden ser algunos de estos dos modelos, que por cierto, están más de moda que nunca:

1. Los kitten heels son tacones finos de menos de dos pulgadas, que de hecho recibieron desde su creación, en la década de los 50, el apodo de ‘training heel’ (tacones de entrenamiento). En esta época de la post guerra, Roger Vivier creó el stiletto como el primer tacón delgado de plástico que amenazó con convertirse en una verdadera arma de seducción. Pero aquellas para quienes este modelo era demasiado arriesgado, el kitten fue una opción de entrar a la tendencia con algo de recato. Lo inmortalizó la bella Audrey Hepburn y hoy es muy común verlo en políticas como Hillary Clinton o Theresa May. Es ideal para afinar el equilibrio y familiarizarse con tacones delgados.

2. Los de tacón cuadrado, como el emblemático zapato bicolor de Chanel, que también al tener solo dos pulgadas (cinco centímetros) y ser cuadrado crea más estabilidad y ayuda a la principiante a practicar un movimiento sencillo: apoyar primero el talón y luego los dedos, a la vez que se tensa el dorso, el trasero se empuja para atrás y las caderas se sueltan para que se muevan al vaivén de las piernas. Estos tacones se volvieron emblemáticos gracias a Chanel que vio en ellos el nuevo destino de las mujeres modernas.

3. Una vez se han usado estos zapatos por unos cuantos meses y el cuerpo empieza a justarse a esa postura extraña, inclinada, a ese arqueamiento natural que se sucede en la espalda y esa cierta tensión de los músculos de las piernas, es hora de introducir los zapatos para aquellas de nivel intermedio, zapatos racionales que, sin embargo, nos dan más altura.

Hacer este aumento te obligará a tomar unas ciertas precauciones antes de arriesgarte a salir a domar la vida trepada en unos zancos.

Los zapatos deben comprarse del tamaño justo. Estudios han revelado que el 80% de las mujeres compran sus zapatos pequeños, lo que hace que caminar en tacones sea una verdadera tortura. Los expertos podólogos recomiendan medirse anualmente el pie, porque lejos de todo pronóstico, los años y el embarazo hacen que el pie cambie.

4. Lo siguiente que hay que hacer antes de aventurarse a cometer una locura en tacones indomables es caminar con ellos en la casa para sentir cuanta confianza nos otorgan. Otro lugar de prueba puede ser el parqueadero, que tiene un piso más áspero, o hacer mercado con ellos para sostenerse con el carrito mientras evaluamos su verdadero desempeño. Lijar la suela de los tacones ayudará a que estén menos lisos y a que haya más agarre y fricción, lo que harámás fácil la tarea.

5. Una vez se tiene en cuenta esto es momento de introducir unas buenas plataformas.

Las plataformas fueron creadas por Ferragamo en la década de los treinta, pero consiguieron su verdadera fama en los años setenta, tiempo en el que incluso los hombres comprobaron sus bondades. Estos zapatos acortan por arte de magia la inclinación del piel sin comprometer la promesa de altura.

Así, el pie queda casi recto lo que reproduce la sensación de caminar en flats (zapatillas planas) aunque no hay que desconocer la pericia que demanda que cada vez que se da un paso haya unos cuantos centímetros debajo de suela. Subir un anden o unas escaleras es un verdadero entrenamiento mientras el cerebro se acostumbra a esa extensión que le brota al pie por debajo con unas plataformas.

Lo ideal es buscarlas de materiales livianos y de tacones anchos, alejarse de las maderas muy rígidas o de las que son de tacón corrido porque esas representan un reto especial para los tobillos.

7. Cuando los pies han entendido cómo caminar con tacones pequeños y han manejado la altura de la mano de las plataformas llega el momento de subirse en los zapatos más retadores, esos en los que hasta las más afamadas modelos se caen.

Nunca hay que perder de vista que hay zapatos tan altos que hacen que todas las mujeres caminen mal, esos sería mejor evitarlos siempre. Pero llevar unos tacones puntilla, unos stilettos o unos pumps de tres o cuatro pulgadas es posible cuando el zapato es de la talla correcta y a fuerza de experiencia el pie sabe aferrarse a ellos. Empezando con pasos pequeños en intentando llevar un pie delante de otro como si se caminara una línea imaginaria empezarás un camino que quizás nunca acabe el amoldar a tus pies a tu caminado cada par de tacones que compres.


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