Las máquinas que revolucionan la cocina

Por: Mariana Camacho | @MarianaCamacho
La ley del mínimo esfuerzo —con un diseño de punta de por medio— y el regreso a la confección manual de productos son dos extremos que marcan tendencia en la cocina. Por un lado, la tecnología se pone al servicio de nuestra comodidad y, en el más literal de los sentidos, nos lleva el café a la cama. En el otro, el valor de los procesos tradicionales o manuales al alza coloca a la experiencia de servicio, a la humanización, como el nuevo modelo del lujo.
Estos son algunos ejemplos que en los últimos cinco años, han cambiando la forma en la que nos aproximamos a un producto. Modernos vs nostálgicos. ¿Tú de qué lado estás?
- El café
El hombre
Amplió su paradigma respecto al café en el destape de cafeterías de especialidad (territorio de 'nerds') en el que el proceso para lograr una taza se volvió tan relevante como el grano mismo. Aquí se ve a baristas moliendo granos de café de diferentes latitudes, dominando distintas técnicas: el prensado francés, el de la cafetera chemex y el de la cona son algunos ejemplos.
La máquina
En paralelo se han creado las cafeteras más caprichosas, esas con acabados cromados, con un diseño que adecua a cualquier cocina y que se pueden programar para reproducir la misma taza de café una y otra vez con sólo tocar un botón.
- El pan
El hombre
Se clasifica bajo el oficio de panadero y domina una de las disciplinas más antiguas de la civilización. Usa harina, levadura, agua y sal como componentes básicos y repite una fórmula todos los días para que los parroquianos cercanos a su panadería reciban un producto básico.
La máquina
Permite que este proceso se haga de forma casera y eficiente. Hay artefactos en los que basta depositar la masa y hacer un par de programaciones para obtener un pan recién horneado a la mañana siguiente. La intervención humana en su mínima expresión.
- El alcohol
El hombre
Tiene barba, tatuajes y probablemente un sombrero. Es el bartender, o mixólogo, que trabaja de jueves a sábado detrás de la barra de un bar o un restaurante. Memoriza recetas, las recrea y tal vez imprime su estilo cuando agita una coctelera o platica con un cliente. Se le ve con mayor frecuencia, pues la gastronomía ha sido inclusiva con la disciplina de mezclar espirituosos, fabrica sus propios amargos o toma prestados elementos de la cocina salada y dulce.
La máquina
Se llama Makr Shakr y roba cámara en cualquier evento que se le coloca. ¿Y cómo no? Es un sistema robótico de mixología, dos brazos gigantes de color rosado que, enmarcados en una barra, pueden preparar un número ilimitado de combinaciones. Además, los movimientos de estos brazos robóticos están basados en los de un bartender, de modo que pueden agitar como un profesional e incluso ser parte del entretenimiento de una noche de copas.
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