¡No te Confundas! Estas son las diferencias entre un té y una infusión
Es época de frío y se antoja tomar algo calientito como un té o una infusión. Sin embargo, si tu eres de las que piensa que son lo mismo, déjanos decirte que estás en un error. Estas bebidas calientes tienen distintos orígenes y diferencias muy marcadas.
Si tú también quieres conocer cuáles son las características de cada uno de ellos, te damos una guía detallada para sabr cómo distinguirlos.
Infusiones y té, ¿cómo los distingo?
Comencemos por saber ¿qué es un té?
El té es una bebida que se prepara infusionando las hojas secas que vienen de la planta Camellia sinensis en agua caliente. El verdadero té se divide en varias categorías que incluyen el té negro, té verde, té blanco y té oolong, cada uno con su propio proceso de preparación y perfil de sabor. La diferencia clave entre estas variedades radica en el grado de oxidación de las hojas.
Esta bebida caliente, favorita de muchos, se caracteriza por su proceso de preparación, que implica la oxidación y fermentación de las hojas de Camellia sinensis. Este proceso afecta el sabor, color y contenido de cafeína del té. Por ejemplo, el té verde no está oxidado, dando como resultado un sabor más ligero y fresco, mientras que el té negro está completamente oxidado con un sabor más intenso y robusto.
¿Qué es una infusión o tisana?
Por otro lado, una infusión, a menudo llamada tisana, es una bebida hecha de hierbas, especias, flores o frutas secas, que se sumergen en agua caliente. Las infusiones no contienen hojas de Camellia sinensis, por lo que técnicamente no son "té". Ejemplos comunes de infusiones: manzanilla, menta y rooibos.
Diferencias entre té e infusión y beneficios
La principal diferencia entre el té y las infusiones radica en su origen. Mientras que el té proviene específicamente de la planta Camellia sinensis, las infusiones pueden ser una mezcla de cualquier planta, flor o fruta, excepto esta. Además, las infusiones suelen estar libres de cafeína, a menos que se mezclen con hojas de té.
Tanto el té como las infusiones tienen beneficios para la salud. El té es conocido por su contenido de antioxidantes, especialmente el té verde, que mejora la función cerebral y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas. Las infusiones, dependiendo de sus ingredientes, pueden aliviar en trastornos digestivos, ayudarte a dormir, o calmar el estrés.
Origen del té y las infusiones
El origen del té se remonta a la antigua China, donde se descubrió que la infusión de hojas de Camellia sinensis producía una bebida agradable. Las infusiones, por otro lado, tienen un origen más diverso, ya que diferentes culturas han utilizado una variedad de plantas locales para crear bebidas curativas y relajantes.
3 diferencias clave en su preparación
Temperatura del agua
Té: La temperatura ideal del agua para preparar té varía según el tipo. Por ejemplo, para el té verde, se recomienda una temperatura de entre 70°C a 80°C, mientras que, para el té negro, oolong, y té blanco, se prefiere agua casi hirviendo (90°C a 100°C). Así extraerás sus sabores y evitarás que se amargue.
Infusión: Las infusiones suelen ser menos delicadas en cuanto a la temperatura del agua. En la mayoría de los casos, se puede usar agua hirviendo (100°C), ya que las hierbas, flores o frutas utilizadas no se vuelven amargas con temperaturas altas como las hojas de té.
Tiempo de infusión
Té: El tiempo de infusión del té también varía. El té verde generalmente requiere entre 2 y 3 minutos, mientras que el té negro y oolong pueden necesitar de 3 a 5 minutos. Un tiempo de infusión excesivo puede hacer que el té se vuelva amargo.
Infusión: Las infusiones son más permisivas en términos de tiempo de infusión. Pueden ir desde 5 hasta 10 minutos o más, dependiendo de qué tan fuerte se prefiera el sabor.
Cantidad de sustrato
Té: La cantidad de té utilizado suele ser de aproximadamente una cucharadita por taza (alrededor de 2 a 3 gramos), aunque esto puede variar según el tipo de té y las preferencias personales.
Infusión: Para las infusiones, la cantidad depende del tipo de ingredientes utilizados y la intensidad deseada del sabor. Por lo general, se usa una cantidad mayor en comparación con el té, especialmente si la infusión contiene ingredientes más voluminosos como pétalos de flores o frutas secas.
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